Uso de las Metáforas en la Terapia

Dufour (2003) explica que una alegoría es la representación o la expresión de una idea mediante una figura dotada de atributos simbólicos o bien, mediante el desarrollo de una metáfora. Dufour describe a la metáfora como el proceso por el que se atribuye un nombre apropiado a una persona o cosa, con base en una analogía o en una comparación sobreentendida.

Actualmente, la definición de una alegoría o metáfora en el contexto de la psicología es más amplio. Dentro de la psicoterapia, se utilizan las metáforas con fines terapéuticos. En base a esto, se puede decir que una alegoría o metáfora es una historia real (una anécdota) o ficticia cuya finalidad es informar, educar y estimular el crecimiento interno. 

De dicha alegoría pretende atraer la atención consciente del individuo y burlas los mecanismos de defensa a fin de permitirle entrar en contacto con las fuerzas de su inconsciente, inmensamente ricas en posibilidades y soluciones.

Bruno Bettelheim (como citó Dufour, 2003) indica que el niño, así como el adulto, tienen la necesidad de utilizar metáforas mágicas, como lo son los cuentos de hadas, para aprender a resolver los incidentes de su vida. Entonces, se presenta la necesidad de recibir, bajo una forma simbólica, ciertas sugerencias sobre el modo en que se debe abordar los problemas y sobre como encaminarse con seguridad hacia la madurez. 

Es por tal motivo que los cuentos de hadas y las historias son de gran importancia durante la infancia. Los niños tienen una capacidad increíble de autorregularse a través del juego y de las distintas actividades propias de la infancia, incluido el interés por los cuentos de hadas y otras historias. Estas historias son aceptadas y proveen una oportunidad de crecimiento para el niño. 

La alegoría, en el proceso terapéutico, es un instrumento precioso que pone en palabras eso que, de otro modo, correría el riesgo de permanecer en silencio, como lo son los miedos, angustias, deseos, la culpabilidad, las rivalidades, los enigmas y preguntas de todo tipo.

Vanasse (cimi citó Dufour, 2003) indica que la función de los cuentos y las historias es ayudar a su destinatario a reconciliarse con sus propios impulsos, con la realidad de la vida, donde por supuesto existe el otro y los demás, pero también el mal y la muerte. Entonces, la alegoría no tiene la diversión y el entretenimiento como única finalidad. 

Durante el relato metafórico, el individuo percibe, usualmente de manera inconsciente, algo que le afecta o le concierne y tiene que ver directamente con algún aspecto particular de su propia vida. De este modo, la persona halla sus propias soluciones una vez que el relato le haya contado ciertas cosas sobre sí mismo y sus conflictos internos que está viviendo en ese momento preciso de su existencia. 

Todos son conscientes de la existencia de dos hemisferios en el cerebro. El hemisferio izquierdo es el responsable de las actividades racionales y analíticas, mientras que el hemisferio derecho se ocupa de las actividades sensoriales, emocionales y globales como la intuición, la síntesis, la comprensión del lenguaje, la música, los sueños, los gestos inconscientes, la comunicación analógica y los procesos primarios del psicoanálisis. 

Mientras que el hemisferio izquierdo se interesa en los componentes y procesa la información en secuencias o patrones, el hemisferio derecho está especializado en el tratamiento simultáneo y analógico de la información, dedicando a integrar las partes para formar un todo al buscar estructuras y relaciones. Ambos hemisferios trabajan de forma conjunta en el proceso cognitivo. 

En base a estos conocimientos, se puede entender que la metáfora es el mecanismo a través del cual la consciencia verbal (es decir, el hemisferio izquierdo) adoptó una creación de la consciencia no verbal (del hemisferio derecho).

Entonces, la alegoría es un proceso mediante el cual la persona hace un descubrimiento desde su interior. La persona accede a un nuevo conocimiento que surge del inconsciente individual y avanza hacia la mente consciente. 

La metáfora terapéutica permite quitar la importancia al hemisferio izquierdo o a la mente consciente, mientras el sujeto se haya en un trance o bajo los efectos de una hipnosis leve. El narrador de la metáfora tendrá acceso a un aspecto intuitivo, espontáneo y creativo. Es ahí donde el hemisferio izquierdo sintetiza el trabajo realizado durante la primera parte. 

La alegoría penetra el mundo interno del oyente, quien está en la búsqueda de similitudes coherentes. Si la historia toma una dirección imprevista, el oyente restablece la coherencia de su modelo del mundo comprometido con el relato y modifica su mundo de creencias e ideas definidas. Entonces, se dice que la alegoría permite recoger el pasado, situar en el presente y proyectar esperanza hacia el futuro. 

Aquí dejo otro video sobre una conferencia respecto a las metáforas terapéuticas:




Las metáforas terapéuticas pueden utilizarse con cualquier paciente, ya que son una herramienta en la terapia y no una terapia en sí. Estas metáforas terapéuticas pueden ser completas en sí mismas o permanecer abiertas. De igual manera, pueden ser concluidas con una pregunta que deja al oyente la responsabilidad de resolver el problema. También hay alegorías visuales o participativas que permiten al niño formar parte en una actividad determinada.

Por ejemplo, en el trabajo con metáforas en la psicoterapia infantil, se puede incluir al paciente en la creación de un libro con la metáfora. Inclusive, el terapeuta puede crear una metáfora a partir del mismo paciente y realizar la creación del libro dentro de la sesión con el paciente. 



Este es una forma de realizar un libro para el paciente dentro de terapia. El niño puede realizar los dibujos y decorar las páginas a su gusto dentro de la sesión y esto puede servir de apoyo para el proceso terapéutico.


La alegoría es aceptada con facilidad por el individuo porque éste no se siente afectado directamente por el tema. Así, el relato metafórico sugiere soluciones evitando las resistencias. 

A través de la imaginación, el paciente establece lazos entre el mundo simbólico y ellos, para luego interiorizar sus significados. Postic (como cita Dufour, 2003) indica que toda persona tiene necesidad de una zona de ilusión, de un espacio interno que sirva de transición entre el consciente y el inconsciente, entre el mundo de las ideas y el mundo de los afectos. Los cuentos de hagas, las metáforas y alegorías actúan como un contrapeso a las explicaciones lógicas que reciben de los medios de comunicación y del mundo escolar.

Algunas ventajas que ya hemos mencionado sobre las metáforas terapéuticas o el uso de las alegorías es que no son amenazantes, por el contrario son seductoras. De igual manera, estimulan la independencia. Esto debido a que el individuo debe captar por sí mismo el sentido del mensaje y debe sacar sus propias conclusiones o realizar las acciones correspondientes.

Las metáforas son excelentes en contra de las resistencias, debido a que pueden ser utilizadas para vencer la natural resistencia al cambio. También son útiles para controlar las relaciones. 

Las metáforas modelan la flexibilidad. Esto indica que se presta a la utilización de un gran número de estrategias terapéuticas y tiene una aplicación en la mayoría de las situaciones que se dan en la vida diaria. Puede servir como elemento desencadenante de una discusión o puede ser utilizada como un medio para evitarla. 

Las metáforas pueden despejar la confusión, así como estimular la sensibilidad. Por último, son excelentes para estimular la memoria, pues la idea representada por ellas se memoriza mejor y sin esfuerzo. 

Algunos pueden afirmar que las alegorías son un instrumento de manipulación. Sin embargo, es necesario recalcar que el inconsciente tiene su propio sistema de protección y no se deja manipular fácilmente. Las metáforas tiene influencia sobre el crecimiento personal y no de manipulación. Esta influencia positiva es la que ayuda a restablecer la coherencia interior y el bienestar del individuo. A pesar de esto, es necesario recalcar que la utilización de una alegoría, para no caer en la manipulación, entraña cierta responsabilidad del narrador.



Esta es otra técnica para realizar un libro con una metáfora. Estos libros pop - up son de gran atractivo para el paciente y la realización de los mismos dentro de la sesión puede ser un apoyo para el proceso terapéutico.


















Referencias:

Dufour, M. (2003). Cuentos para Crecer y Curar. Málaga, España. Editorial Sirio, S.A.

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