Herramientas para la Regulación Emocional

¿Qué es la regulación emocional?

Anteriormente hemos compartido que la regulación emocional es un proceso mediante el cual los individuos influyen en las emociones que ellos mismos u otras personas experimentan, cuándo y cómo lo hacen. Este proceso puede ser tanto automático como controlado así como consciente o inconsciente. Inclusive, este proceso también puede ser extrínseco o intrínseco, es decir, se puede regular las propias emociones o las de otros. 

El objetivo principal de la regulación emocional es favorecer el reconocimiento y procesamiento emocional para mejorar el funcionamiento de una persona, es decir, que sea capaz de cumplir las metas valoradas y sus propósitos individuales a corto y largo plazo. Sin embargo, aunque esta es una habilidad que se va desarrollando a lo largo del ciclo vital, puede que necesitemos ayudar a nuestros niños a fortalecerla durante los primeros años de vida.

La regulación emocional efectiva implica una adaptación al contexto del individuo así como implica una congruencia con la controlabilidad de los eventos internos y externos, incluyendo las metas personales. Esto quiere decir que los niños necesitan aprender en qué contextos pueden expresar sus emociones de una manera en particular. Por ejemplo, está bien sentirse emocionado y feliz por salir a pasear el fin de semana, pero es inapropiado estar gritando y saltando en medio del salón de clases cuando la maestra aún está dando una explicación. Otro ejemplo podría ser, que podría ser saludable expresar su enojo golpeando una almohada dentro de un espacio seguro pero no golpear a su hermano. Por lo tanto, los niños necesitan aprender conductas alternativas para expresar sus emociones según el contexto o situación en la que se encuentran. 


Sin embargo, los niños no solo necesitan conocer en qué situaciones pueden expresar sus emociones y cuál podría ser una forma adecuada, necesitan poder anticipar qué situaciones detonan ciertas emociones y cuáles podrían ser algunas respuestas fisiológicas. Los niños deben aprender a anticipar que mientras juegan con sus amigos, puede ocurrir que no ganen y experimenten frustración o enojo o que pueden caerse y lastimarse. Al conocer que determinados escenarios detonan ciertas respuestas, pueden anticiparse a ello. Una respuesta muy común es el reflejo de lucha o huida. En este ejemplo, huir no será útil y podría perjudicarlos, evitando que sus compañeros quieran volver a jugar con él por ser un "mal perdedor". Es por esto que es muy importante enseñarles a los niños a preparar estrategias que permitan decidir cómo experimentar ciertas emociones o evitar  ciertas conductas asociadas a esa situación. Esta habilidad requiere de un nivel de análisis mayor y no empieza a desarrollarse si no hasta la adolescencia. Por lo tanto, en edades tempranas, el rol del adulto es muy importante para brindarles las herramientas necesarias para la regulación emocional. 

Para poder brindarles esta ayuda, es importante repasar algunos principios que hemos mencionado anteriormente. 


Principios para atender a las personas con perturbación emocional: 

Cuando detectamos que nuestro hijo o nuestro estudiante presenta perturbación emocional o alguna dificultad en particular para gestionar sus emociones de forma saludable, es necesario seguir algunos principios: 

1. PROTECCIÓN: Es importante que los estudiantes se sientan seguros y protegidos ya que esto evita que ocurran secuestros emocionales en el cerebro y se pueda procesar la información de forma racional. 

2. CONTACTO: Para contribuir a un ambiente seguro es conveniente proporcionar un espacio cómodo para comenzar a hablar de lo sucedido, realizar preguntas que orientar a procesar la experiencia emocional y redirigir a conductas más adaptativas. El contacto visual, ofrecer algo de tomar o brindar un abrazo pueden ser estrategias que favorezcan una conexión emocional. 

3. ACEPTAR SIN JUZGAR: Hemos hablado anteriormente que las emociones son útiles y solo debemos aprender a gestionarlas, por lo que es importante evitar juicios  y validar las emociones. Esto favorece un ambiente seguro y una actitud colaboradora por parte del estudiante. Así mismo, evita la represión de las emociones. 

4. ACEPTAR NUESTRAS LIMITACIONES Y LA IMPOSIBILIDAD DE RESOLVER TODO EN EL MOMENTO:  Recordemos que el adulto juega un papel muy importante en la regulación emocional durante los primeros años de vida y debe ser capaz de intervenir de forma eficaz. Para ello es importante que conozcan sus propios límites como padres o como docentes y pedir el apoyo de otro adulto capacitado o de un profesional de la salud. Como hemos dicho antes, esto puede ser más eficiente que insistir en resolver el problema. 

5. EVALUAR LAS CAPACIDADES: Es importante respetar la madurez y etapa del desarrollo del niño así como su individualidad. La regulación emocional y las estrategias que son eficientes pueden ser diferentes para cada uno. Es importante realizar preguntas y darle la oportunidad de analizar la situación desde su propio punto de vista. 

6. BRINDAR OPCIONES: la regulación emocional efectiva depende del contexto y las características particulares del individuo, por lo que no siempre serán eficientes las mismas estrategias para todos. Es importante brindar opciones no solo para que ellos puedan regularse emocionalmente pero también para que puedan afrontar activamente el problema. 

Una vez tenemos presentes estos principios, podemos intervenir con nuestro hijo o estudiante y apoyarlo en la regulación emocional. El día de hoy queremos brindarles algunas herramientas de como darle el mejor apoyo posible, por lo que también necesitamos repasar los pasos de una intervención de este tipo. 

¿ Qué puedo hacer para ayudarlos a regular sus emociones?

Cuando nos encontramos ante un episodio de desregulación emocional, una intervención inapropiada puede detonar conductas disruptivas e incrementar la intensidad del problema.  Es muy importante tener una actitud de respeto, cordialidad y mantener la calma. Como adultos, somos una guía o modelo para nuestros hijos o estudiantes, por lo que debemos enseñarles la manera adecuada de regular sus emociones. A continuación mencionamos algunas herramientas o estrategias que pueden ser muy útiles para ayudarle a nuestros niños. 

Utiliza el TEMPO FUERA POSITIVO

Las emociones son respuestas automáticas y son breves, por lo que reprimirlas puede resultar en problemas de conducta y otras alteraciones más adelante. Es importante que la persona se permita experimentar la emoción de una forma saludable y adaptativa. 

Una estrategia muy beneficiosa para abordar un momento difícil o un episodio de desregulación emocional puede ser la estrategia conocida como "Tiempo Fuera Positivo". Esta estrategia esta basada en la Disciplina Positiva y se aplica con ciertos lineamientos. Sin embargo, hay estrategias similares que tienen otros nombres y se aplican de forma diferente.

El objetivo de esta estrategia es brindar un período de enfriamiento en donde el niño puede dejar pasar la excitación fisiológica que conlleva la emoción perturbadora. Es un momento en donde el niño empieza a relajarse y posteriormente, puede estar listo para resolver el conflicto. Es una estrategia que pretende hacer sentir mejor al niño, por lo que es también considerado como un "tiempo de recuperación". 

El "Tiempo Fuera Positivo" es fácilmente confundida con el "Tiempo Fuera" porque creen que el niño debe salir de esta período de enfriamiento con la solución del problema y un cambio de actitud. Es muy improbable que un niño que es enviado a un Tiempo Fuera esté reflexionando sobre lo que hizo. En realidad, es más probable que esté pensando en lo que usted hizo y lo injusto que fue la situación. Es muy común que al utilizar el Tiempo Fuera, los niños estén pensando más en desquitarse o cómo evitar ser atrapados la próxima vez. Por lo tanto, utilizar la estrategia de "Tiempo Fuera Positiva" es una mejor opción para enfocarse en las soluciones.

Muchos padres de familia y docentes critican la estrategia del Tiempo Fuera Positivo porque creen que la idea de permitirles a los niños realizar una actividad placentera es premiar una conducta inadecuada. Estos adultos tienen la creencia de que los niños deben ser castigados y sentirse mal por lo que hicieron, pero esta actitud punitiva solo perpetúa ciclos de abuso y luchas de poder. Sin embargo, el Tiempo Fuera Positivo es una estrategia que nos brinda la oportunidad de que todos los involucrados, incluyendo padres y docentes, se calmen y tengan la actitud adecuada para reflexionar y resolver un problema de forma asertiva y respetuosa. 

Es importante tomar en cuenta que para utilizar esta estrategia positivamente es necesario brindar cierto entrenamiento a los niños, por lo que se recomienda que los adultos lo utilicen. Es importante designar un área de Tiempo Fuera que les ayude a sentirse mejor y puedan utilizar las distintas herramientas de autorregulación disponibles. Hablaremos un poco más sobre esto más adelante, pero lo más importante es que el área debe inspirar calma. Una vez los niños se hayan calmado, es ahí donde pueden empezar a tratar de resolver el problema porque el niño ya tiene acceso a su cerebro racional. 

La esquina de la Calma o Área de Tiempo Fuera

Como se menciona anteriormente, al momento de utilizar la herramienta del Tiempo Fuera Positivo, necesitamos un área ideal. Utilizar un área dedicada a la autorregulación emocional trae muchos beneficios que incluyen contribuir al desarrollo de la inteligencia emocional, ya que facilita el reconocimiento de sus emociones. Por otro lado, valida emociones desagradables y crea un espacio de contención, lo que significa que el niño tiene un espacio para procesar las emociones perturbadoras y reconocer que son válidas mientras que aprende a reaccionar de forma más adaptativa a ellas. Así mismo, este espacio puede brindar estructura, predictibilidad y fortalecer el sentido de pertenencia. Al ser un espacio seguro para explorar las emociones, genera el sentimiento de estar protegido y resguardado, lo que fortalece el vínculo afectivo con el adulto y fomenta una actitud más colaboradora.

Le han dado muchos nombres a esta área como La Esquina de la Calma, Área de Tiempo Fuera, Rincón de la Tranquilidad, etc. El nombre puede ser personalizado como parte de la creación del espacio para darle una connotación positiva y útil. El objetivo es que los niños quieran acudir a este espacio para procesar sus emociones y aprender a gestionarlas a través de la regulación de su cuerpo y mente. Por lo tanto, el espacio debe ser atractivo e inspirar la calma. 

El primer paso para es brindarles la oportunidad de crear o ayudarles a crear esta área. El incluirlos dentro del proceso permite explicarles mejor el propósito del Tiempo Fuera Positivo y así fomentar que utilicen esta área de forma adecuada. Es importante acordar y establecer un lugar apropiado en donde tengan la libertad de expresar y procesar sus emociones. Idealmente, este espacio debe encontrarse en un área retirada y privada, siendo un espacio acogedor. Para ello, se recomienda evitar áreas muy transitadas de la casa como la sala familiar o el comedor. Algunas preguntas que pueden realizar para seleccionar la ubicación de este espacio son:

  • ¿Hay suficiente espacio para colocar una silla, cojín o una alfombra pequeña?
  • ¿Este espacio es semi-privado?
  • ¿Es este un espacio de fácil acceso para mi hijo o estudiante?
  • ¿Es este un espacio acogedor?
  • ¿Hay espacio suficiente para que pueda movilizarse con facilidad?


Luego de decidir el espacio a utilizar, se puede agregar el mobiliario para equipar este espacio. Lo más recomendable es contar con espacio para sentarse como podría ser una silla cómoda, un cojín o incluso un bean bag. Algunos autores recomiendan un toldo pequeño, una alfombra, una carpa, un tipi, entre otros. Aunque hay muchas opciones, lo importante es que utilicen el mobiliario que sea más útil para ustedes y se adecue al espacio disponible. 

Una vez cuenten con el mobiliario necesario, es importante rotular el área con algunos recursos. Estos pueden incluir los pasos para utilizar correctamente el espacio, tableros interactivos para identificar emociones, frases positivas y motivadoras, carteles sobre las emociones o estrategias de resolución de conflictos, entre otros. Así mismo, deben incluir su caja de herramientas para la regulación emocional.

A continuación hablamos sobre algunas actividades de regulación emocional que pueden utilizar dentro del área. Es importante que dentro de este espacio, el niño o niña cuente con las herramientas necesarias para llevar a cabo cualquiera de las estrategias de regulación emocional. Por lo tanto, algunas herramientas que pueden incluir dentro del espacio son las siguientes:

  • Plastilina o arcilla para modelar
  • Theraputty
  • Pelotas anti-estrés
  • Pelotas expandibles
  • Cuadernos para dibujar
  • Crayones
  • Reproductor de música y audífonos
  • Libros o cuentos para leer
  • Peluches
  • Cojines suaves
  • Una cobija o frazada de tela suave
  • Botellas sensoriales
  • Un Espejo
  • Mordelones
  • Legos o piezas de construcción
  • Una botella de agua pura

Actividades de Regulación Emocional o Autorreguladoras

Recapitulando, el objetivo del Tiempo Fuera Positivo es relajar al niño y prepararlo para poder resolver el conflicto. Para esto, es importante que el se sienta listo y dispuesto a colaborar. Durante el tiempo de enfriamiento asignado, se recomienda que el niño realice una actividad reguladora. Este tipo de actividades deben ser agradables para el niño e inspirarle calma. 

Algunos ejemplos de estas actividades reguladoras son:

  • Ejercicios de respiración 
  • Ejercicio físico como salir a correr o realizar algunas posturas de yoga
  • Jugar con legos o piezas de construcción
  • Columpiarse
  • Jugar con algún material sensorial (que puede ser agua, granos, etc.) 
  • Utilizar botellas sensoriales
  • Jugar con burbujas
  • Escuchar música o un podcast
  • Ver algún video 
  • Armar un rompecabezas
  • Dibujar o pintar
  • Leer un cuento
  • Abrazar un peluche
  • Jugar con plastilina o arcilla para modelar
  • Escribir en un diario
  • Realizar manualidades sencillas
  • Crear figuras con globoflexia u origami
Aunque damos algunos ejemplos de estas actividades, que pueden servir para ayudar a regular las emociones durante un Tiempo Fuera Positivo, es importante elegir las actividades según los intereses de nuestro hijo o estudiante. Cada persona es única y por lo tanto, su respuesta a estas actividades pueden ser distintas. Al momento de seleccionar la actividad a utilizar, debemos tomar en cuenta que inspire calma y sea relajante. 




Una vez tengamos el repertorio de actividades y nos encontremos ante una situación de desregulación emocional, es importante brindar opciones. Cada situación puede detonar distintas respuestas emocionales y estas pueden ser de distinta intensidad, por lo que al momento de necesitar un tiempo de enfriamiento pueden necesitarse distintas actividades regulatorias. Por ejemplo, la intensidad del enojo que sienten cuando se rompe un juguete por accidente no es el mismo que si un amigo los golpea, por lo que podrían necesitar una actividad diferente para regularse. 

Adicional a esto, es muy importante tener actividades regulatorias que sean socialmente aceptadas. Con esto nos referimos a que es importante incluir actividades que puedan realizar de forma disimulada o que no requieran salir del salón de clase. Esto será especialmente útil conforme vayan creciendo y las exigencias sociales sean más altas. Algunas actividades de este tipo podrían ser los ejercicios de respiración o de relajación, tomar un vaso de agua, realizar estiramientos o dar un pequeño paseo. Es importante que los niños puedan, progresivamente, realizar estas actividades de forma independiente. 

Ampliar el Vocabulario Emocional

Una parte muy importante de la regulación emocional es reconocer la emoción y ponerle un nombre. Para ello es importante fomentar la adquisición de un vocabulario emocional. Este vocabulario emocional dependerá mucho de la etapa de desarrollo y la madurez del niño, por lo que puede modificarse y ampliarse conforme vaya creciendo. 

Lo más recomendable es empezar con las emociones básicas y poco a poco ir aumentando el vocabulario emocional. Podemos empezar con las emociones básicas que son enojo, tristeza, alegría, miedo, asco y calma. Posteriormente podemos ir agregando emociones más complejas como celos, cansancio y envidia, que son emociones que van experimentando según su etapa de vida y experiencias. Conforme van creciendo, es importante incluir las emociones más complejas como frustración, impotencia, decepción, eufórico, etc. El vocabulario emocional es muy importante para que puedan interactuar con su entorno y darle sentido a las distintas experiencias de vida que van teniendo. Mientras más amplio sea su vocabulario emocional, pueden expresar su emoción con más exactitud y entender las distintas intensidades. Esto les permite comprender mejor cómo reaccionar a cada emoción y elegir qué actividad regulatoria necesitan para cada una. Por ejemplo, no es lo mismo sentirse furioso o colérico a sentirse irritado o molesto.

Durante los primeros años de vida, se recomienda acompañar este vocabulario con pictogramas que le ayuden a asociar las respuestas fisiológicas o los gestos faciales con la emoción que corresponde. A largo plazo, esto permitirá que identifiquen las emociones con mayor facilidad. Elaborar tableros con las expresiones faciales y los nombres de la emoción puede ser una herramienta muy útil dentro del hogar o la escuela. 

Algunos centros educativos utilizan termómetros emocionales o tableros interactivos en donde el niño puede observar las distintas emociones y seleccionar la que más se ajuste a su sentir en ese momento. Adicionalmente, algunos de estos tableros incluyen herramientas para medir la intensidad de la emoción. Identificar la intensidad puede ayudarles a los niños a reconocer cuando necesitan una actividad regulatoria para calmarse antes de perder el control. 

Personalmente me gusta utilizar una variedad de estos tableros interactivos, ya que pueden ser adaptados a la edad y habilidades de nuestros hijos, estudiantes o incluso pacientes dentro del entorno terapéutico. Uno que me ha parecido sumamente útil y divertido es el libro titulado "El Emocionómetro del Inspector Drilo". Este cuento incluye un tablero interactivo en donde los niños pueden seleccionar la emoción y la intensidad de la misma. Además de ello, nos da acceso a muchas herramientas didácticas para enseñarle a los niños sobre las emociones y cómo gestionarlas. 

Utiliza la Comunicación Asertiva para expresar emociones

Cuando trabajamos con niños que tienen dificultades en la gestión de sus emociones, es muy importante fomentar la comunicación asertiva, especialmente la sana expresión de sus sentimientos. Se han realizado muchos estudios y se ha observado que la catarsis o la expresión de las emociones perturbadoras ayuda a reducir los efectos que estos puedan tener en nuestra salud. Por ejemplo, hablar sobre lo ocurrido en psicoterapia le ha ayudado a víctimas de crímenes violentos que experimentan el Trastorno de Estrés Postraumático fortaleció la función inmunológica, provocó un descenso significativo en la frecuencia de los ataques de ansiedad o de pánico e incluso mejoró la función enzimática del hígado. 

Hablar sobre la situación y la interpretación que le dieron a este evento puede ayudar a los niños a identificar mejor la emoción que estaban experimentando. Como padres o docentes, esto nos permite comprender mejor por qué reaccionaron de cierta manera y ayudarlos a encontrar conductas alternativas para resolver los conflictos. Es por ello, que al tomarnos un momento para hablar sobre lo ocurrido y tratar de resolver un problema, es necesario obtener la mayor cantidad de información posible para realizar un análisis de la situación. 

La mejor opción para obtener toda la información necesaria es realizar preguntas de forma empática y sin emitir comentarios de juicio o culpa es la mejor estrategia para recolectar esta información. Por lo tanto, es recomendable realizar preguntas abiertas y que inspiren a una narrativa libre. Al conversar con nuestros niños, es importante evitar preguntas cerradas o aquellas preguntas donde la respuesta pueda ser un simple sí o no, por ejemplo: "¿Te enojaste porque te quitó tu pelota?". Es importante brindarles la oportunidad de brindar más detalles, por lo que pueden empezar las preguntas con cómo, qué, cuándo, quién, dónde, etc. Algunos ejemplos de preguntas abiertas son las siguientes:

  • Cuando paso esto, ¿Qué fue lo que sentiste?
  • ¿Qué te gustaría que hubiera pasado?
  • ¿Qué estabas pensando cuando esto ocurrió?
  • ¿Cómo te gustaría que hubieran reaccionado?
  • ¿Quién crees que podría darte un buen consejo en este momento?

Las preguntas pueden variar según la situación y lo que haya ocurrido, pero lo más importante es mantener una actitud empática y de escucha activa. Nuestras preguntas deben evidenciar curiosidad e interés por sus pensamientos y sentimientos para que se sienta comprendido y respetado. Así mismo, las preguntas abiertas pueden ayudar a guiar los pensamiento de nuestros niños a pensamientos más racionales y menos perturbadores. Así mismo, este tipo de pregunta abierta permite que ellos analicen la situación con mayor profundidad y lleguen a sus propias conclusiones. 


Utilizar las preguntas abiertas también nos brinda la oportunidad de fomentar el pensamiento creativo y pedirles que den sus propias propuestas para resolver un conflicto. Cuando los niños participan activamente en el proceso de encontrar una solución, es más probable que se comprometan con los acuerdos y haya una actitud más colaboradora. 

Por otro lado, durante los primeros años de vida, es muy difícil que nuestros niños puedan responder preguntas tan complejas, por lo que podemos utilizar guiones de comunicación asertiva. Estos guiones son frases u oraciones incompletas que los niños pueden completar y expresar sus emociones y pensamientos. Un ejemplo de un guion es el siguiente: 

  • Cuando… (Situación)
  • Yo pienso… (Interpretación)
  • Me siento… (Emoción)
  • Me gustaría que...
  • Yo quisiera...

Estos guiones pueden ser modificados y adaptados a la situación. Por ejemplo, algo muy común es darle estos guiones y pedirles que realicen un dibujo para representar lo que sienten. Las actividades creativas permiten a los niños expresarse sin restricción y de forma saludable. 

Reflexionar o Dialogar

Como hemos mencionado anteriormente, la comunicación asertiva es vital en la gestión de emociones. Al comprender la situación, la interpretación y la emoción, podemos comprender cuáles fueron los detonadores de una conducta disruptiva. Aunque la comprensión de estos elementos nos permite comprender por qué ocurrió una conducta, es importante comprender que cuando hay una respuesta emocional intensa, ocurre un secuestro emocional y esto bloquea el cerebro racional, por lo que no es inesperado que hayan reaccionado de forma impulsiva e irracional. 

Cuando el secuestro emocional ocurre, el cerebro utiliza las respuestas almacenadas en nuestra amígdala cerebral de forma automática. Dentro de esta amígdala se almacena nuestra memoria emocional que incluye instintos como las respuestas de lucha o huida. Las estrategias para resolver problemas que se encuentran almacenadas ahí son adquiridas a lo largo de los primeros años de infancia con base en las experiencias que hemos tenido. Por lo tanto, algunas de estas estrategias pueden no ser las más efectivas o racionales. Es nuestra labor como padres de familia y docentes o terapeutas ayudarlos a aprender nuevas estrategias para afrontar emociones perturbadoras. 

Parte de este reaprendizaje emocional es aprender a discriminar que tan controlable es la situación y la emoción misma para poder utilizar estrategias de resolución de problemas o habilidades de afrontamiento específicas. Muchas veces no podemos controlar ni modificar la situación que detono cierta emoción, pero podemos modificar la respuesta a ella. Por lo tanto, se debe dar mayor prioridad a la modificación del componente cognitivo y la conducta. Esto quiere decir que motivamos pensamientos racionales que lleven a emociones no perturbadoras y conductas adaptativas. Para ello, buscamos que los niños reflexionen sobre lo ocurrido. 

Dentro de esta reflexión, se busca la consciencia y jerarquización de las metas personales. Como hemos mencionado, las emociones tienen una utilidad y nos llevan a actuar en base a nuestras metas. Lograr que el estudiante reflexione sobre las consecuencias negativas o perjudiciales que tuvo su conducta impulsiva puede contribuir a inhibir la conducta disruptiva y orientar el comportamiento para alcanzar la meta deseada. Aquí es donde el adulto puede brindar opciones y motivar al estudiante a encontrar conductas alternativas. 

Como mencionamos anteriormente, la comunicación asertiva juega un papel muy importante en la gestión de las emociones y por ello, las reflexiones utilizas las mismas herramientas. Utilizar preguntas abiertas puede apoyar para orientar a nuestros hijos o estudiantes en la reflexión. Algunas preguntas que pueden utilizarse durante este proceso pueden ser: 

  • ¿Qué te gustaría que pasara?
  • ¿Qué consecuencias hubo al comportarte de esta manera?
  • ¿Esa conducta te ayuda a cumplir tu meta?
  • ¿Qué beneficios obtuviste al comportarte así?
  • ¿Las consecuencias fueron agradables para ti?
  • ¿Cómo reaccionaron los demás ante tu conducta?
  • ¿Se te ocurren otras formas en las que podrías reaccionar?
  • ¿Qué crees que pasaría si reaccionas así?
  • ¿Cómo te ayuda comportarte así?

Gestionar las emociones y adquirir inteligencia emocional es un habilidad que no se adquiere de un momento a otro, debemos cultivarla y reforzarla desde una edad temprana. Estos ejercicios de reflexión pueden irse adaptando según la edad y habilidades de nuestros niños. En algunas centros educativos, cuentan con hojas de reflexión luego de una conducta disruptiva que pueden utilizarse para ayudarles a analizar mejor la situación y encontrar soluciones alternativas. La reflexión también es una herramienta de autoanálisis que les será muy útil en la adolescencia y la adultez, ya que fomenta el autoconocimiento. 

Realizar Actividades Artísticas

Dentro de las investigaciones realizadas sobre la inteligencia emocional, han descrito algo llamado "el flujo". La capacidad de entrar en un estado de absorción centrada en el presente es un estado donde hay mayor concentración en el presente, que mejora el rendimiento y el aprendizaje. Algunos lo llaman por otros nombres como "entrar en la zona". 

El "flujo" es un estado de olvido de uno mismo, opuesto a la reflexión y la preocupación. En este estado, la persona abandona sus preocupaciones y se concentra en una actividad. Se dice que durante este estado no hay ruido emocional, por lo que no ocurre un secuestro emocional y los circuitos neuronales están activos para tener un rendimiento óptimo ante una tarea. Es en este estado donde la persona exhibe un control extraordinario sobre lo que está haciendo y sus respuestas se ajustan perfectamente a las exigencias cambiantes de la tarea. Para entrar a este estado, es importante realizar una actividad que sea placentera. Las actividades artísticas son especialmente útiles para entrar en este estado.

El arte es uno de los vehículos a través de los que se expresa el inconsciente y constituye una forma de movilizar los recuerdos que están estancados en nuestra amígdala cerebral, que es nuestra memoria emocional. El cerebro emocional está estrechamente ligado a los contenidos simbólicos y por lo tanto, es muy útil en el tratamiento de la perturbación emocional. 

Los niños reaccionan diferente a los traumas y normalmente utilizan la imaginación, la fantasía, el juego y la ensoñación cotidiana para rememorar y reconstruir un acontecimiento traumático. Esta evocación deliberada del trauma impide el bloqueo de los recuerdos intentos que luego interrumpen violentamente en forma de flashbacks. Esto quiere decir que les ayuda a recordar los eventos traumáticos y progresivamente reducir la respuesta fisiológica que detona. En otras palabras, la expresión a través del arte les permite experimentar con el evento para quitarle esa connotación negativa y darle un nuevo significado. Es por esto que el arte ha sido utilizado en una gran cantidad de corrientes psicológicas y dentro de los procesos terapéuticos para tratar la perturbación emocional en niños, especialmente en aquellos que han sido víctimas de un trauma. 

El arte es muy variado y versátil, por lo que se pueden realizar una cantidad inmensa de actividades artísticas que permiten la expresión de emociones. Algunas que podemos mencionar son las siguientes:

  • Pintar con temperas, acuarelas, acrílicos o pintura de dedos utilizando pinceles.
  • Pintar con los dedos, los pies, etc. 
  • Pintar con crayones, marcadores, etc.
  • Dibujar caricaturas o retratos
  • Crear esculturas
  • Modelar con plastilina o arcilla
  • Crear murales o pintar paredes 
  • Elaborar collages 
  • Elaborar mosaicos
  • Tejer o realizar actividades de macramé
  • Utilizar material de reciclaje para elaborar cuadros o escultura
  • Escribir cuentos o novelas
  • Escribir poemas
  • Elaborar rimas o adivinanzas
  • Escribir chistes 
  • Realizar obras de teatro
  • Realizar monólogos 

Realizar Actividades Físicas

Existen pruebas claras y múltiples estudios que han concluido que la eficacia preventiva y curativa de la medicina podría verse potenciada si no se limitara a la condición clínica de los pacientes. Esto quiere decir que al tomar en cuenta el estado emocional en el tratamiento médico, hay mayores ventajas clínicas y mejores resultados. 

Las emociones tienen un efecto poderoso sobre el sistema nervioso autónomo, que se encarga de regular varias funciones como la cantidad de insulina liberada en sangre y la tensión arterial; así mismo, también afecta el sistema inmunológico. Esto quiere decir que ante una alteración emocional grave, el cuerpo es incapaz de responder como debería y no cumple adecuadamente sus funciones. Este es el caso del estrés, la ansiedad y la depresión. 

Se ha comprobado que la ansiedad y el estrés aumenta la tensión arterial, son más propensos a enfermedades cardíacas, enfermedades gastrointestinales y enfermedades como el asma y la artritis, entre otro cúmulo de dolencias. Por otro lado, el enojo es un predictor de enfermedades cardíacas al punto de que se ha descubierto que cada arranque de ira aumenta la frecuencia cardíaca, la tensión arterial y aumenta el riesgo de micro-desgarros de los vasos sanguíneos y la aparición de enfermedades coronarias y paros cardíacos. Adicionalmente, la depresión debilita el sistema inmunológico y se ha comprobado que afecta negativamente el tiempo de recuperación para una enfermedad, sin mencionar que aumenta la susceptibilidad a un gran abanico de enfermedades, incluyendo las infecciones por virus y bacterias. 


Ya que la conexión entre el cuerpo y las emociones es tan significativamente, no podemos dejar de recomendar un abordaje físico. La inactividad física o el estilo de vida sedentario es uno de los principales factores que contribuye a a transmisión de enfermedades. Por otro lado, múltiples estudios han indicado que la actividad física repercute claramente en la salud emocional de las personas. Se ha comprobado que la actividad física regular aumenta las emociones positivas y reduce emociones negativas o perturbadoras como la tensión, la depresión, la cólera y la fatiga. 

Algunos de los beneficios a nivel psicológico de la actividad física constante son un aumento en la asertividad, confianza y estabilidad emocional. Así mismo, la actividad física estimula distintas áreas del cerebro que fortalecen las habilidades de percepción, autocontrol y la memoria. Las actividades físicas y deportivas, especialmente aquellas que se realizan en grupos, tienen un efecto increíble en la asertividad y las habilidades sociales, por lo que mejoran la participación activa dentro de la comunidad y fomenta las habilidades de liderazgo. Por otro lado, la actividad también reduce factores de riesgo como el abuso de sustancias y el tabaquismo. Todos estos beneficios tienen un impacto significativo en el rendimiento académico y laboral, que incluyen una reducción en el absentismo y mejoras en la capacidad de aprendizaje y adaptación a situaciones nuevas. 


Tomando todo esto en consideración, es importante fomentar una actividad física o deportiva que sea placentera. Las actividades físicas abarcan un gran abanico de opciones que van desde el baile, el yoga hasta el fútbol, la natación y el ciclismo. Cualquier actividad que sea de interés puede ser útil para fomentar una adecuada gestión de emociones siempre que represente una actividad placentera. Algunas opciones que son muy populares en nuestros niños son las siguientes:

  • Yoga
  • Natación
  • Fútbol
  • Básquetbol
  • Tenis
  • Baseball
  • Baile
  • Ciclismo
  • Senderismo o caminatas

Algunas recomendaciones básicas para la actividad física que debemos tomar en cuenta son las siguientes:

  • Tener una alimentación variada y equilibrada para asegurar el bienestar físico que soporta la actividad física
  • Realizar entrenamiento de resistencia para mantener la masa muscular
  • Incorporar algunos movimientos en el ejercicio diario que beneficien en las actividades cotidianas para entrenar funcionalmente
  • Hidratarse bien es sumamente importante
  • Realizar actividades de calentamiento y estiramiento antes y después del ejercicio acordes a la práctica que se realiza
  • Realizar circuitos o rutinas que permitan moverse continuamente de un entrenamiento a otro


En conclusión, hay muchas actividades que podemos realizar para fomentar una adecuada gestión de las emociones y fortalecer la inteligencia emocional. Esperamos que las recomendaciones que hemos brindado sean de gran utilidad para tu práctica docente o fortalezcan tus habilidades de crianza como padre de familia. Esperamos que estas actividades puedan ser incluidas dentro de su rutina y continuar fomentando la regulación emocional dentro del hogar y la escuela. 



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