Inteligencia Emocional y Autorregulación

 Hablar sobre las emociones y la regulación emocional es un tema muy interesante porque hemos aprendido que no somos seres completamente racionales. Nuestras emociones juegan un papel muy importante en cómo nos comportamos y cómo interactuamos con nuestro entorno. 



¿Qué son las emociones?

Las emociones son respuestas automáticas que provienen de nuestro Sistema Nervioso y que han estado ahí desde los inicios del hombre con el objetivo de garantizar la supervivencia humana y por ende, perpetuar la especie. Las emociones son cambios en nuestro organismo que nos ayudan al momento de afrontar distintas situaciones, especialmente aquellas que consideramos amenazantes o peligrosas.

Este propósito fue el que les dio su nombre originalmente. La palabra emoción proviene del verbo en latín “movere” y el prefijo “e” que significa “movimiento hacia”. Entonces, las emociones siempre han tenido implícita una acción que busca nuestro bienestar y sobrevivencia. 

Para poder comprender mejor las emociones, necesitamos analizar sus componentes. Las emociones no pueden analizarse de forma aislada, porque dependen del contexto en el que aparecen y las características particulares del individuo. 

Las emociones están compuestas por un evento psicológico importante, es decir, una situación. Ante la situación, surge una valoración sobre la relevancia y congruencia con las metas y deseos del individuo. Esta interpretación puede ser tanto positiva como perturbadora y son los que detonan la respuesta fisiológica en nuestro organismo. Esta respuesta fisiológica prepara a nuestro cuerpo para reaccionar ante la situación. Las emociones siempre implica una tendencia a la acción. Todos estos elementos son muy importantes de comprender al momento de intervenir o promover la regulación emocional. 

En resumen, los componentes de una emoción son:

  1. Situación o evento psicológico 
  2. Valoración o interpretación del evento (componente cognitivo)
  3. Respuesta Fisiológica
  4. Tendencia a la acción o conducta

Las emociones, ¿pueden ser negativas?

Todos hemos oído palabras como enojo, tristeza o felicidad y las asociaciones como emociones. Muchas tienen una connotación negativa porque creemos erróneamente que son dañinas por el tipo de conductas que asociamos con esa emoción. Sin embargo, todas son útiles y necesarias. Veamos algunos ejemplos: 

  • El enojo normalmente detona un aumento en el flujo sanguíneo hacia las extremidades, también aumenta el ritmo cardíaco y los niveles de adrenalina. Estas reacciones biológicas generan más energía y preparar al cuerpo para acometer acciones vigorosas como luchar para sobrevivir.  
  • El miedo retira la sangre del rostro y la envía hacia la musculatura que se encuentra en nuestras extremidades, lo que nos permitiría huir si fuera necesario. Sin embargo, esta palidez en el rostro permite aparentar enfermedad, lo que nos hace poco apetitosos para los depredadores. Así mismo, la respuesta fisiológica del miedo favorece la paralización del cuerpo y facilita ocultarse si esto fuera una respuesta más adecuada a la situación de peligro. 
  • La felicidad detona un aumento en la actividad cerebral que inhibe los pensamientos perturbadores, y aquietar estados de preocupación. Esto permite aumentar los niveles de energía y nos hace más productivos y susceptibles a procesar información y aprender.  
  • El amor brinda sentimientos de ternura y satisfacción sexual que activa el Sistema Nervioso Parasimpático, lo que crea un estado de calma y relajación que favorece al embarazo. 
  • La sorpresa usualmente va acompañada de un arqueo en las cejas, lo cual aumenta el campo visual y permite que penetre más luz en la retina. Esto aumenta la cantidad de información que se le proporciona al cerebro sobre un acontecimiento inesperado y permite aprender más sobre este evento. 
  • Los gestos faciales que acompañan el asco, es decir, como se ladea el labio superior y se frunce ligeramente la nariz son respuestas fisiológicas que buscan cerrar las fosas nasales para evitar olores nauseabundos o expulsar un alimento tóxico. 
  • La tristeza provoca una disminución en la energía y el entusiasmo, lo que enlentece el metabolismo corporal. Este período le da la oportunidad al cuerpo de dirigir más energía al cerebro, permitiendo sopesar las consecuencias y planificar acciones. Esto significa que las reacciones fisiológicas de la tristeza nos preparan para volver a la acción luego de un período de cambio y ajustes.


Las emociones han tenido un papel principal en la supervivencia y por eso, pueden secuestrar la parte racional de nuestro cerebro. Una de las estructuras involucradas en las emociones es el Sistema Límbico. El centro del Sistema Límbico puede declarar un estado de emergencia y reclutar todos los recursos del cerebro para llevar a cabo la preservación del individuo. Este secuestro se lleva a cabo en un instante y desencadena una reacción que dificulta la comunicación con otras áreas del cerebro, especialmente el neo córtex, que es la parte encargada del razonamiento. El Sistema Límbico trabaja en conjunto con la amígdala cerebral, que actúa como nuestra memoria emocional. Ante un estado de urgencia, actúa como un centinela y compara la información que tiene con experiencias pasadas y reacciona de forma impulsiva, por lo que usualmente es imprecisa e irracional.

Por lo tanto, aunque las emociones permiten afrontar situaciones difíciles que no pueden ser resueltas exclusivamente con el intelecto, como son las situaciones de vida o muerte, permitir que nos gobiernen resulta poco eficiente para nuestra vida cotidiana en la actualidad. Nuestro estilo de vida actual, donde nadie intenta comernos todo el tiempo, ha permitido que nuestra habilidad para razonar se haya desarrollado más. 

Sin embargo, la lógica sin emociones, es inútil. Debemos comprender que los seremos humanos funcionamos en una dicotomía entre lo racional y emocional. Es este balance el que nos permite guiar nuestras respuestas inmediatas frente a aquellas situaciones que ponen en peligro nuestra vida pero también permiten que la mente racional ajuste y censure nuestro comportamiento para llevar una vida más saludable.  Las emociones no se volvieron inútiles, ya que podemos utilizarlas para optimizar el procesamiento de la información y coordinar los diversos sistemas de respuesta y cumplir nuestras metas. 



¿Qué es la inteligencia emocional?

Se ha descubierto que existen personas emocionalmente desarrollas, es decir, que gobiernan adecuadamente sus emociones son capaces de interpretar y relacionarse de forma más efectiva con otros. Esto implica que poseen un conjunto de habilidades distintas a las que conocemos como habilidades académicas. Estas destrezas son las que Howard Gardner describió en su teoría de inteligencias múltiples como la inteligencia interpersonal e intrapersonal y posteriormente se conocen como inteligencia emocional.

La inteligencia Interpersonal consiste en la capacidad de comprender a los demás y ser capaz de discernir y responder apropiadamente no solo a los estados del ánimo pero también a las motivaciones, deseos y necesidades de otros. Por el contrario, la Inteligencia Intrapersonal es la habilidad correlativa que permite configurar una imagen  exacta y verdadera de sí mismo y utilizarla para actuar de una forma más eficaz. Entonces, la Inteligencia Intrapersonal es la capacidad para establecer contacto con los propios sentimientos, discernir entre ellos y aprovechar este conocimiento para orientar la conducta. 

Es la combinación de estos dos tipos de inteligencias que nos lleva a comprender qué es la inteligencia emocional. En sí, es definida como la habilidad de percibir, comprender y dominar tanto las emociones propias como las de otros, utilizando la información obtenida para guiar el pensamiento, el razonamiento y consecuentemente la propia acción. 

La Inteligencia Emocional está estrechamente vinculada a la toma de decisiones y los cambios en el comportamiento, incluyendo la detección y comunicación de las necesidades tanto propias como las de otras personas. Entonces, al considerar las emociones en conjunto con el razonamiento moral y ético, podemos optimizar la toma de decisiones, resolver problemas y desarrollar conductas más adaptativas. 


¿Qué pasa cuando hay una pobre inteligencia emocional?

Un pobre manejo de las emociones puede afectar negativamente la adaptación del individuo a la sociedad y afecta como interactúa con su entorno. La existencia de un desajuste en la frecuencia, duración o la intensidad de las emociones y la incapacidad para regularlas puede resultar en la aparición de comportamientos impulsivos, desadaptativos y erráticos así como otras psicopatologías que incluyen los trastornos del estado del ánimo, trastornos de personalidad, trastornos alimenticios, abuso de sustancias, entre otros. Se ha determinado que también pueden afectar nuestro razonamiento moral y ético.

Este déficit en la regulación emocional no solo afecta al individuo pero también afecta a otros. La Inteligencia Emocional es también considerada como una forma de inteligencia social, ya que tiene un papel muy importante en la vinculación afectiva, la habilidad para comunicarse asertivamente y nuestra habilidad para la interacción social. 

La inteligencia emocional es una de las habilidades más importantes dentro del desarrollo de los niños, ya que juega un papel muy importante no solo en el aprendizaje pero también en la adquisición de las habilidades que les permitirán llevar una vida adulta independiente y saludable.

Un gran porcentaje de los problemas conductuales de los niños, las dificultades en el rendimiento académico y la inhabilidad para interactuar socialmente tiene que ver con las dificultades en la gestión de las emociones. 

Los alumnos que presentan esté tipo una pobre inteligencia emocional presentan las siguientes problemáticas:

Dificultad en el procesamiento de información verbal y uso del lenguaje

Habilidades limitadas para la resolución de problemas y conflictos

Problemas en la organización y funciones ejecutivas

Dificultades para desarrollar la empatía y comprender otros puntos de vista

Dificultades en la concentración

Problemas para compenetrarse con el material académico de manera efectiva

Debido a todas estas dificultades y todos los beneficios de una gestión emocional efectiva, es necesario detectar e intervenir de forma oportuna para fortalecer la inteligencia emocional. Este tipo de intervención requiere un módulo educativo donde se puedan aprender a identificar emociones, reconocer la experiencia emocional y distinguirla de otros fenómenos psicológicos. Sin embargo, también requiere de modificaciones en el entorno y la forma de interactuar con los niños. 



¿Qué es la regulación emocional?

La regulación emocional es un proceso mediante el cual los individuos influyen en las emociones que ellos mismos u otras personas experimentan, cuándo y cómo lo hacen. Este proceso puede ser tanto automático como controlado así como consciente o inconsciente. Inclusive, este proceso también puede ser extrínseco o intrínseco, es decir, se puede regular las propias emociones o las de otros. 

El objetivo principal de la regulación emocional es favorecer el reconocimiento y procesamiento emocional para mejorar el funcionamiento de una persona, es decir, que sea capaz de cumplir las metas valoradas y sus propósitos individuales a corto y largo plazo. 

La regulación emocional efectiva implica una adaptación al contexto del individuo así como implica una congruencia con la controlabilidad de los eventos internos y externos, incluyendo las metas personales. Por esto, al comprender todos los componentes de la emoción, se puede evaluar las funciones que cumplen respecto al contexto de la persona que las experimenta así como las contingencias que motivan o inhiben su expresión.

Por ejemplo, al realizar un análisis de la situación o antecedente, se puede modificar las situaciones en sí y preparar estrategias que permitan decidir a qué situaciones se expone y cómo experimentar o evitar las emociones asociadas a dicha situación. Realizar este análisis también  le brinda la oportunidad para reorientar sus emociones con base en experiencias previas. 

Al conocer los componentes cognitivos o la valoración de la situación, se pueden implementar técnicas que manipulan la atención del individuo para manipular la voluntad para concentrarse en aspectos específicos de un evento o distraerse de otro. De igual manera, se puede revalorar la situación y reconstruir el significado que le da el individuo y promover la experiencia de emociones alternativas. 

Otra parte muy importante de la regulación emocional es aprender a reconocer las respuestas fisiológicas y cuál es la tendencia conductual ante la emoción que se están experimentando. 


¿Cuáles son los principios para atender a las personas con perturbación emocional?

Cuando detectamos un estudiante con perturbación emocional o dificultades para gestionar sus emociones es necesario seguir algunos principios: 

1. PROTECCIÓN

Es importante que los estudiantes se sientan seguros y protegidos ya que esto evita que ocurran secuestros emocionales en el cerebro y se pueda procesar la información de forma racional. 

2. CONTACTO:

Para contribuir a un ambiente seguro es conveniente proporcionar un espacio cómodo para comenzar a hablar de lo sucedido, realizar preguntas que orientar a procesar la experiencia emocional y redirigir a conductas más adaptativas. El contacto visual, ofrecer algo de tomar o brindar un abrazo pueden ser estrategias que favorezcan una conexión emocional. 

3. ACEPTAR SIN JUZGAR: 

Muchas de las dificultades en la gestión emocional están asociadas a la idea de que las emociones son malas o que la respuesta que se obtendrá de otros es el juicio y la crítica. Es importante evitar este tipo de comentarios y validar las emociones. Esto favorece un ambiente seguro y una actitud colaboradora por parte del estudiante. Así mismo, evita la represión de las emociones. 

4. ACEPTAR NUESTRAS LIMITACIONES Y LA IMPOSIBILIDAD DE RESOLVER TODO EN EL MOMENTO:

El adulto juega un papel muy importante en la regulación emocional de los niños porque muchas veces funciona como un co-regulador tanto como un modelador de la conducta que deseamos reforzar. Para poder intervenir de forma eficaz, es importante conocer nuestros propios límites como padres y como docentes. Pedir el apoyo de otro adulto capacitado o de un profesional de la salud puede ser más eficiente que insistir en resolver el problema de desregulación emocional. 

5. EVALUAR LAS CAPACIDADES:

Es importante respetar la madurez y etapa del desarrollo del niño así como su individualidad. La regulación emocional y las estrategias que son eficientes pueden ser diferentes para cada uno. Es importante realizar preguntas y darle la oportunidad de analizar la situación desde su propio punto de vista. 

6. BRINDAR OPCIONES: 

Como hemos mencionado anteriormente, la regulación emocional efectiva depende del contexto y las características particulares del individuo, por lo que no siempre serán eficientes las mismas estrategias para todos. Es importante brindar opciones no solo para que ellos puedan regularse emocionalmente pero también para que puedan afrontar activamente el problema. Brindar opciones favorece la flexibilidad cognitiva y creará una gama de estrategias que les será útil en un futuro. 


¿Cuáles son los pasos para regular emociones?

Como padres de familia, docentes y terapeutas, siempre nos topamos con algún niño o incluso adolescente que presenta dificultades para regular sus emociones. Esto es porque sus habilidades para afrontar las emociones y gestionarlas de una forma saludable aún no han sido adquiridas del todo. Es importante reconocer que esta habilidad requiere de práctica y se va transformando según la etapa de madurez y desarrollo del individuo. Entonces, ¿cómo podemos regular las emociones?

Cuando nos encontramos ante un episodio de desregulación emocional, debemos tomar en cuenta los principios que mencionamos anteriormente. Al tomar estos principios, ya podemos intervenir. Un proceso simple que pueden seguir para regular las emociones son los siguientes: 

1. PAUSA

Las emociones son respuestas automáticas y son breves. Usualmente tienen una duración menor a 10 minutos. Reprimir las emociones o evitarlas puede resultar en patologías como los trastornos del estado del ánimo, por lo que el primer paso es tomar una pausa. Es importante que la persona se permita experimentar la emoción sin resistirse a ello y sin actuar de forma impulsiva. Esto quiere decir que necesita un momento de exposición interoceptiva a la emoción, donde se actúa desde la perspectiva de un observador de su propia experiencia emocional. 

Debido a que los niños que presentan una perturbación emocional no tienen la capacidad para observar de forma consciente su experiencia emocional, necesitan utilizar estrategias de regulación emocional que les permitan dejar que la emoción pase para después poder analizarla y reorientar su conducta. 

Una de las estrategias más efectivas es el Tiempo Fuera Positivo. Esta estrategia consiste en brindarle una actividad reguladora, es decir, una actividad que sea del agrado del niño y que lo lleve a un estado de calma. Algunos ejemplos pueden ser:

Tomar un vaso de agua

Ejercicios de respiración

Experimentar con material sensorial (botellas de la calma, plastilina, frazadas, etc.)

Lavarse las manos

Tomar un paseo corto

Jugar con legos

Dibujar o pintar

Leer un cuento corto

Jugar con burbujas

Ver un video


2. RECONOCER LA EMOCIÓN:

Una vez se encuentra en un estado de calma, la primera parte de la regulación emocional es reconocer la emoción y ponerle un nombre. Para ello es importante fomentar la adquisición de un vocabulario emocional. Este vocabulario emocional dependerá mucho de la etapa de desarrollo y la madurez del niño, por lo que puede modificarse conforme vaya creciendo. Lo más recomendable es empezar con las emociones básicas y poco a poco ir aumentando el vocabulario emocional. Se recomienda acompañar este vocabulario con pictogramas que le ayuden a asociar las respuestas fisiológicas o los gestos faciales con la emoción que corresponde. A largo plazo, esto permitirá que identifiquen las emociones con mayor facilidad.  

Dentro de este proceso es importante obtener la mayor cantidad de información posible para realizar un análisis de la situación. Esto quiere decir que es importante identificar la situación, la interpretación y las conductas que se presentaron. Realizar preguntas de forma empática y sin emitir comentarios de juicio o culpa es la mejor estrategia para recolectar esta información. 

Una estrategia que puede servir mucho es utilizar guiones de comunicación asertiva, por ejemplo: 

Cuando pasa… (Situación)

Yo pienso… (Interpretación)

Me siento… (Emoción)


3. REFLEXIÓN

Al comprender la situación, la interpretación y la emoción, podemos comprender mejor por qué se comportó de cierta manera. Como hemos mencionado anteriormente, las emociones son respuestas automáticas y cuando ocurre un secuestro emocional, las conductas son impulsivas e irracionales. 

Esta parte del proceso de regulación emocional consiste en discriminar que tan controlable es la situación y la emoción misma para poder utilizar estrategias de resolución de problemas o habilidades de afrontamiento específicas. Esto quiere decir que se deben distinguir sobre qué aspectos de la situación y la emoción se tiene control. 

Muchas veces, no podemos controlar ni modificar la situación que detono cierta emoción. Por lo tanto, se debe dar mayor prioridad a la modificación del componente cognitivo y así modificar la conducta. Esto quiere decir que motivamos pensamientos racionales que lleven a emociones no perturbadoras y conductas adaptativas. 

Parte de esta reflexión esta la buscar la consciencia y jerarquización de las metas personales. Como hemos mencionado, las emociones tienen una utilidad y nos llevan a actuar en base a nuestras metas. Lograr que el estudiante reflexione sobre las consecuencias negativas o perjudiciales que tuvo su conducta impulsiva puede contribuir a inhibir la conducta disruptiva y orientar el comportamiento para alcanzar la meta deseada.

Aquí es donde el adulto puede brindar opciones y motivar al estudiante a encontrar conductas alternativas. El rol del adulto es muy importante en esta etapa ya que puede actuar como una guía para el estudiante y reorientar las propuestas a conductas que favorezcan la resolución de problemas de forma asertiva y sean pertinentes para alcanzar las metas personales. 

Algunas de las preguntas que pueden utilizarse durante este proceso pueden ser: 

¿Qué te gustaría que pasara?

¿Qué consecuencias hubo al comportarte de esta manera?

¿Las consecuencias fueron agradables para ti?

¿Cómo reaccionaron los demás ante tu conducta?

¿Cuál podría ser otra forma de reaccionar?

¿Qué crees que pasaría si reaccionaras así?


Regular las emociones y adquirir inteligencia emocional es un habilidad que no se adquiere de un momento a otro, debemos cultivarla y reforzarla desde una edad temprana y continuar brindando más estrategias para afrontar las emociones conforme van creciendo nuestros niños y se trasforman en adolescentes. Incluso, debemos continuar cultivando esta habilidad para llegar a ser adultos productivos y adaptados a nuestro entorno. 


Bibliografía Consultada: 

Goleman, D. (1995) Inteligencia Emocional. Editorial Kairos. España. 

Reyes, M. & Tena, E. (2016). Regulación Emocional en la Práctica Clínica: Una guía para terapeutas. Editorial Manual Moderno. México. 

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